Descubre "Memorias de un Caracol": Un clásico animado para adultos

Lo primero que debes saber sobre Memorias de un Caracol es que, aunque se trata de animación stop-motion, está dirigida a un público adulto. Forma parte de una Trilogía de Trilogías creada por el australiano Adam Elliot, siendo esta la séptima entrega de esta serie. Es su segundo largometraje después del aclamado Mary and Max del 2009 , y previamente ganó un Oscar por su cortometraje animado Harvie Krumpet en 2003.
El universo de Elliot está marcado por un humor negro y experiencias de vida aún más sombrías, abordando temas como enfermedades mentales, relaciones complicadas, e incluso situaciones de abuso o de contenido sexual. Memorias de un Caracol sigue esta línea, pero también logra ser tan conmovedora y peculiar como sus antecesoras.
Stop Motion: Una técnica que requiere paciencia
Rodada en stop-motion, cada elemento que aparece en pantalla es una creación artesanal. Se fabricaron 7,000 accesorios y 200 sets de filmación, todos elaborados meticulosamente a mano, y eso es fácilmente perceptible cuando vemos la cinta. Muchos de estos fueron hechos por el propio Adam Elliot, utilizando únicamente arcilla, alambre, papel y pintura. Algo característico resultan ser sus personajes, con un estilo de animación único, moldeando personajes esponjosos con ojos gigantes y tiernamente conmovedores. Debido a una condición hereditaria que le causa temblores en las manos, Elliot decidió integrarla a su estilo visual, dejando que las irregularidades e imperfecciones formaran parte de la estética de la película. Según sus propias palabras, busca que parezca "como si lo hubiera hecho apurado o borracho". Este estilo encaja perfectamente con los personajes marginales y la singular historia de Memorias de un Caracol.
¿Cuál es la trama de Memorias de un Caracol?
Grace Pudel (Sara Snook) y su hermano Gilbert (Kodi Smit-McPhee) fueron separados en la infancia y enviados a familias de acogida, algunas más duras que otras. En medio de su soledad, Grace encuentra una amistad inquebrantable en Pinky (Jacki Weaver), una anciana excéntrica con una vida fascinante, quien la ayuda a sobreponerse a una adversidad que fácilmente podría haberla destruido. A pesar de todo, su refugio sigue siendo su colección de caracoles y los innumerables objetos con forma de caracol que llenan su hogar, brindándole un consuelo en su mundo solitario. Teniendo en cuenta que "Memorias de un Caracol" tiene una clasificación R (mayores de 14+). Las representaciones animadas de desnudez y sexualidad están muy bien logradas, aunque también son las figuras humanas menos sensuales que hayamos visto en este tipo de animación. Y los temas de soledad y desesperación son momentos que incluso a los adultos les costará procesar sin derramar lágrimas.
Esta no es una historia típicamente alegre; de hecho, está lejos de serlo. Sin embargo, la esperanza nunca desaparece por completo, lo que nos mantiene conectados a la historia y esperando lo mejor para sus personajes, que, aunque peculiares, están bien construidos, siendo capaces de crear empatía. Grace, Pinky y Gilbert están inspirados en la familia y amigos de Adam Elliot, y él logra dotarlos de una personalidad auténtica y a la vez compleja.
5 Curiosidades que no sabias
Ya en cartelera
"Memorias de un Caracol", con su paleta de colores sombría y su narrativa conmovedora, puede no parecer la opción más convencional dentro de la animación. Sin embargo, el cuidado meticuloso con el que Adam Elliot desarrolla la historia transforma la difícil infancia de Grace y su lucha contra la soledad en la adultez en una combinación memorable de fantasía visual y calidez emocional. La película no sólo capta la atención por su belleza estética, sino también por la riqueza de detalles en cada objeto que compone el mundo de Grace, por lo que no debes perdértela.